El Parque Central de Nou Barris en Barcelona ha recibido recientemente el premio de arquitectura “International Urban Landscape Award”. Este galardón ha valorado la sostenibilidad general del proyecto, la recuperación de un espacio degradado para el uso cotidiano, el desarrollo de soluciones arquitectónicas respetuosas con el medio ambiente y el uso de materiales sostenibles, como el adoquín cerámico Brick Barcelona, fabricado por Piera Ecocerámica, un referente por su respeto hacia el entorno.
El Parque Central de Nou Barris se ubica en un distrito del norte de la ciudad de Barcelona que, tradicionalmente, ha acogido a población inmigrante y se ha visto afectado por un crecimiento urbanístico descontrolado, con escasas zonas verdes y limitado por las vías rápidas de acceso a la ciudad (Ronda de Dalt). El desarrollo del proyecto, que afecta a una superficie de 17,7 hectáreas, ha conseguido convertir un espacio abandonado en un parque verde que, además, acoge equipamientos y edificios institucionales. El proyecto se inició en 1997 y culminó recientemente con su ampliación hasta la falda de la sierra de Collserola, con lo que también se ha logrado articular un espacio de transición entre la ciudad y la montaña.
Desarrollado por el estudio Arriola & Fiol Arquitectes, el proyecto ha logrado el premio de arquitectura International Urban Landscape Award 2007, que valora la aplicación de la innovación y la sostenibilidad en el diseño o remodelación de un espacio urbano. El jurado del premio, en el que competían una cincuentena de proyectos de ciudades europeas, ha valorado tanto la capacidad de “crear un espacio urbano e integrarlo en una zona degradada” como la relación del parque con su entorno y la integración de la sede del distrito, ubicada en un antiguo hospital psiquiátrico. El Ayuntamiento de Barcelona tiene previsto destinar los 50.000 euros del premio a la reconversión de Can Carreres, una masía ubicada en el centro del parque y que recuerda su pasado agrícola, en un equipamiento de barrio.
Sostenibilidad cotidiana
Una de las principales novedades de esta iniciativa es que desde su mismo diseño se ha planteado bajo una filosofía de sostenibilidad, entendida desde la perspectiva más amplia del concepto: remodelación de un espacio degradado en zona verde, equipamientos y servicios diseñados para el conjunto de la ciudadanía –integra zonas de recreo con la construcción de aparcamientos y viviendas protegidas–, y uso de materiales sostenibles.
Todo ello, sin renunciar a un diseño de calidad y con elementos decorativos singulares y que se han convertido en un símbolo del distrito, como las estructuras triangulares de madera en forma de palmeras artificiales. Con las pinturas realizadas por Picasso en 1909 en L’Horta de San Joan como referencia, los arquitectos responsables del proyecto optaron por aplicar el concepto cubista de la fragmentación en el desarrollo del nuevo espacio, cuya volumetría juega con la integración de edificios ya existentes en un parque que presenta diferentes niveles y que, además, se debía desarrollar en distintas fases.
Espacios de relación
El reto de relacionar los diversos niveles del parque y convertirlos en espacios para la interrelación ciudadana se ha resuelto mediante el aprovechamiento y creación de espacios naturales –como diversos lagos artificiales–, unidos mediante caminos pavimentados. La filosofía de desarrollo sostenible del parque llevó a utilizar los adoquines cerámicos como material de pavimentado. Este material, usado desde tiempos inmemoriales en zonas urbanas, ofrece elevados niveles de resistencia y durabilidad, con una larga vida útil y amplias combinaciones cromáticas.
Los adoquines cerámicos también ofrecen infinitas posibilidades de creación y combinación, lo que facilita su alternancia con otros materiales. Además, supone un firme de sencilla colocación, idóneo para entornos agresivos y con condiciones climatológicas adversas, y que se adapta a las necesidades de los peatones.